Historia de Armonía 99
El 12 de julio de 1889 surge en la ciudad de Santa Fe la Logia Armonía Nº99.
La ciudad de Santa Fe no escapó a las corrientes políticas que actuaron en la Revolución de Mayo. Pareciera — según Lappas — que algunos de los integrantes de la Logia Lautaro “formaron con posterioridad a 1812 las `lautarinas o lautarias´ de las ciudades de Santa Fe, Córdoba y Mendoza, en la Argentina” para proseguir luego en Santiago (Chile) y en Lima su labor propagandística en favor de la Independencia.
Fuera de este dato aislado, durante la época de las luchas civiles no tenemos noticias de la existencia de ninguna logia, política o masónica. Es recién después de Caseros cuando comienzan a proliferar estas asociaciones, imbuidas por el espíritu liberal imperante. En 1857 surge la llamada Gran Logia de la Argentina, fundada en la ciudad de Buenos Aires, constituida por la unión de las logias Unión del Plata, Confraternidad Argentina, Consuelo del Infortunio, Tolerancia, Regeneración y Lealtad y Constancia. Esta Gran Logia, entonces presidida por el Dr. José Roque Pérez ha perdurado hasta nuestros días. Figuraron entre sus presidentes, Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López y Leandro N. Alem. Y entre los Pro Gran Maestre, Leopoldo Lugones.
En Santa Fe, después de Pavón se logra fundar en 1864 una logia denominada Estrella del Progreso, N° 21. Uno de sus propulsores o fundadores fue Nicasio Oroño. Este gobernante, al parecer, había ya actuado, siendo joven, en la formación de algunas logias en la ciudad de Rosario.
Durante su gobierno — como es sabido— la sanción de las leyes de matrimonio civil y de cementerios públicos, y el decreto de crear una escuela de agronomía en el convento de San Carlos, de San Lorenzo, provocaron un largo pleito de carácter político-religioso. Con este motivo el obispo Gelabert manifestó que el gobernador había incurrido en la pena de excomunión. Oroño, por su parte, declaró mediante un decreto como atentatoria a la soberanía provincial y nacional la protesta formulada por el obispo, ordenando que los antecedentes fueran remitidos a la justicia federal.
Todo esto creó un clima de verdadera revolución, produciéndose manifestaciones callejeras que, al grito de “¡Mueran los masones!” pedían la renuncia de Oroño; significan la cadena de unión que existe mientras tanto en Rosario eran detenidos Eudoro Carrasco y Servando Bayo por “haber reimprimido” la protesta obispal.
Este problema religioso fue aprovechado entonces por los partidos de la oposición para generar un golpe revolucionario — vinculado más bien con la inminente campaña presidencial- que desalojó a Oroño del poder.
Al trasladarse más tarde Oroño por sus funciones parlamentarias a la ciudad de Buenos Aires actuó en la logia Regeneración, N° 5; y a fines del siglo (en 1896), ingresó a la logia Libertad, N° 48.
Como heredera de la Estrella del Progreso, surge en la ciudad de Santa Fe la Logia Armonía Nº99. En efecto: el 12 de julio de 1889 los H.H. Ignacio de Caminos (grado 30), Francisco Cardona, José Lecour, Pedro Petersen, Alejandro Lamothe, Nicolás Schiaffino, Antonio Hernández, Domingo Infante, Diego González; Francisco Vitali y Justo Mello, “levantan las Columnas de este Augusto y Resp. Taller” — segun comenta una crónica—.
Fue su principal iniciador el Ilustre H. de Caminos, como así también su primer Venerable Maestro. Esta fecha (12 de julio de 1889) es considerada como la de la primera “tenida” (así llaman a sus reuniones) teniendo carácter ordinaria. A este periodo de “inconstitución” sigue el definitivo, es decir, cuando el Gran Oriente establece la fecha mencionada como de la fundación o establecimiento oficial del Taller.
Sus primeras autoridades fueron las siguientes: venerable maestro, D. Ignacio de Caminos; Francisco Vitali, como primer Vig.; N. Schiaffino, como 2° Vig.; Hermenegildo Basualdo, como Orador; Andrés Socias, Secretario; Juan Meldi, Tesorero; Pedro Petersen, Hospitalario; y José Lecour, Guardador de Sellos.
El 25 de enero de 1890 este Taller, obtuvo su regularización y carta constitutiva. El 6 de enero de 1898 tuvo lugar la ceremonia de la colocación de la piedra fundamental del templo. Presidió el acto el Pod. H. Juan W. Richards (30°); y el 24 de julio de ese año fue inaugurado el templo y el primitivo edificio social, situado en calle 9 de Julio 523, frente a la plaza San Martín (lugar que ocupa actualmente, desde hace más de un siglo).
En 1890 se crea, apoyado por la logia, un centro denominado Bernardino Rivadavia, y posteriormente un instituto cultural o ateneo.
En octubre de 1891 se reúnen en sesión especial para recibir al “Ilustre H.” Dr. Leandro N. Alem, quien (lega a Santa Fe en una de sus giras partidarias.
En setiembre de 1894 los H.H. Juan W. Richards y Tomás de Panfils compran a su nombre, pero con destino a la logia, el terreno donde estaba el templo, en la suma de 6.000 pesos, aprobándose la compra.
En 1895 y 1896, juntamente con las logias Unión y Trabajo de Paraná y las de Rosario, Esperanza, Sa Pereira, Reconquista y Cañada de Gómez se apoya un proyecto de ley de D. Nicasio Oroño relacionado con el Registro Civil.
Al comenzar el siglo la logia Armonía, N° 99 colabora eficazmente con el grupo de hombres fundadores del Espíritu Nuevo, órgano periodístico de “El Libre Pensamiento”, de reciente creación, que congrega —como lo dice el rótulo de la institución — a los librepensadores de la época.
En el grupo fundador y redactor del nuevo periódico se observa la presencia del Dr. Raúl Villarroel, Luis Bonaparte, Dr. Mariano Quiroga, Dr. Horacio Rodríguez, Juan Julián Lastra, Víctor Pesenti, Carlos Alberto Leumann, Pro. José Amavet, Dr. Eduardo Gschwind, Dr. Miguel Trucco y Félix Barreto, entre otros. Se suman al grupo librepensador, numerosos egresados del profesorado de Paraná, y dirigentes de los movimientos obreros, sindicalistas, anarquistas y socialistas en gran parte de extracción extranjera o hijos de inmigrantes, que comienzan en nuestra ciudad a fundar sus centros culturales o ideológico. Es de aclarar que sólo alguno de ellos formaron parte de la logia masónica.
Según los datos que se consignan en el “Album Biográfico de los Libres Pensadores de la República Argentina” editado por el periódico racionalista “El Progreso” en 1910 (Buenos Aires), la logia Armonía, N° 99 de nuestra ciudad participó en la concreción de numerosas obras de bien público, destacándose entre ellas la colaboración prestada para la creación del Colegio Nacional, la Escuela Normal, el hospital Italiano, la Sociedad Roma Nostra, la Universidad Nacional del Litoral y a otras obras de beneficencia en general.
Actúa también la logia santafesina con motivo de la sanción de la Constitución de 1921 en nuestra provincia. En efecto: en la sesión del 15 de marzo de ese año, reunida Santa Fe la Convención Constituyente se da lectura a una nota presentada por aquel Taller. Dice el acta: “La Logia Armonía de la capital de la provincia solicita la desvinculación de la Iglesia Católica con el Estado; se concedan derechos políticos a la mujer; se liberalicen los derechos electorales de los extranjeros; se mejore el régimen del trabajo para beneficio del obrero, y se desligue a la justicia de toda finalidad política”. Apoya también la logia otros pedidos formulados por la Biblioteca Popular Monteagudo, el Centro Provincial de Libre Pensamiento, la logia Unión y Libertad del Rito Escocés de Rosario, la Liga de Libre Pensamiento Comité Nicasio Oroño de San Lorenzo y otras logias provinciales.
A principios de siglo, 1905, para ser más exactos existían en nuestra ciudad tres logias masónicas: Armonía, Verdad y Vida Nueva. A este último Taller pertenecían los hermanos Bonaparte, el Dr. Villarroel, Coria, Gimelli y Vitali (según un recorte periodístico de ese año).
También en 1905 tiene lugar una interesante fiesta con la cual los masones suelen celebrar el solsticio de invierno. Están presentes las tres logias mencionadas. El H. Repeto representa al Taller Verdad y el H. Vitali a Armonía. Alrededor de 80 comensales asistieron a la fiesta, servida por la confitería Los Chinos —dice el diario— “celebrando los progresos de la idea liberal”.
Hace un tiempo fuimos invitados a visitar el local que ocupa el Taller de calle 9 de Julio, frente a la plaza S. Martín, presidido actualmente por el V.M.H. Juan de Días Ramos (33°). La sede cuenta con una nutrida biblioteca, formada sobre la base de una importante donación de libros del Dr. Raúl Villarroel.
Lo que más nos llamó la atención fue el salón o templo destinado para las “tenidas” o reuniones, donde se puede observar una serie de objetos ceremoniales, cuyo uso proviene de las antiguas logias de la Edad Media. Cada cosa desde el cielo raso hasta el piso, como así también el mobiliario, obedecen a una particular simbología —como es la disposición de todo en torno del número 3—; y cada objeto ubicado en un determinado lugar, tiene su razón de ser. Otros símbolos pertenecen a los rituales secretos, que se van conociendo a medida que el aspirante asciende grado o categoría.
Cuando mirábamos el compás, la escuadra y otras piezas del oficio de la “construcción”, llamado el Arte Real, nuestro pensamiento se remontó a las primitivas guildas medievales, con todos sus misterios y esoterismos. Y finalmente, nos sorprendió — al revisar los libros de afiliados del pasado siglo—, comprobar que gran parte de los ingresantes —conforme a su manifestación— pertenecían a la religión católica.
Nuestra misión, desde el suplemento, es hacer que los santafesinos conozcan nuestro pasado, a las instituciones y a sus hombres, en todos sus aspectos y dedicaciones; respetando a estos últimos en sus ideas. Algo de eso, hemos hecho en esta nota.
José Rafael López Rosas